Florianopolis – Aventón policiaco OUI/COLAM

septiembre 14th, 2009 by Jesus Lau

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En mi itinerario a Brasil, viajé de Acapulco al Distrito Federal en un vuelo retrasado, porque había una fuerte tormenta acompañada de descargas eléctricas en la Ciudad de México.  El retraso no parecía problema, porque me quedaban dos horas y media para la conexión.  Llegué a la terminal uno, y me dirigí a la puerta cinco para tomar el autobús a la terminal dos, sin embargo, el tiempo pasaba y no llegaba el transporte, cuando ya me empezaba a preocupar la larga espera de más de media hora, llegó una patrulla, tipo camioneta abierta pick up, de donde bajaron unos seis jóvenes pasajeros.  Me llamó la atención el hecho, que me dije “quizá los tenían detenidos o tenían problemas de inmigración” luego miré que los policías se bajaron y nos invitaron a subirnos a los que estábamos esperando, y presto, pensando que algún problema debía haber de transporte, me trepé con mi maleta, junto con otros pasajeros, que se arremolinaron, y terminamos parados y otros medio colgando del vehículo.  En mi vida, me había subido a una patrulla y menos para ir a una terminal de aeropuerto.  El aventón policial fue providencial, porque los alrededores del aeropuerto estaban inundados y había carros parados, quizá con motores mojados.  La patrulla se fue a vuelta de ruedas, hicimos más de cuarenta minutos en recorrer, quizá, dos kilómetros, así que llegué con el tiempo medido para documentarme en mi vuelo a Sao Paulo – Florianópolis.  La empleada de Aeroméxico ya no encontraba lugar para mí, así que me dio un asiento de en medio en clase económica, lugar que no me gusta tomar en viajes largos, porque no se pude mover uno con libertad, necesariamente hay que despertar al vecino, para ir al baño.

Mi maleta. El vuelo México – Sao Paulo fue bueno, a tiempo y sin sobresaltos, pero arribé con la sorpresa de que no había llegado mi maleta, quizá por todo el  barullo y la lluvia del aeropuerto.  Así que llené la forma de reclamo de la compañía aérea y les pedí un kit de artículos de baño: rastrillo, crema, desodorante; que generalmente son recipientes minúsculos, pero lo sacan a uno bien del apuro.  Usé todos mis argumentos, señalando lo que hacían otras aerolíneas en estos casos, que terminaron dándome $50 dólares para comprar estos artículos.  Ya con el billete verde, me fui a documentar para mi vuelo siguiente a Florianópolis, ciudad a la cual llegué bien.  La ciudad estaba mojada, llovía quizá desde hacía mucho rato. Algo que parece ser normal de esta región sur de Brasil, ubicado junto al mar y poblada principalmente por europeos.  Eso se nota en las caras de las personas.  El entorno es verde, se ven bosques, muchas plantas con musgo, el cual sólo puede crecer cuando hay humedad constante.

Orquídeas rosas. El hotel donde nos hospedaron estaba a unas dos cuadras del campus de la Universidad Federal de Santa Catarina, la institución anfitriona del evento en el que participaría.  La entrada del hotel era angosta y hasta modesta, sin embargo una vez dentro el lugar, el inmueble hace honor su nombre: Quinta de Bica d´Agua, la cual es una villa campestre con alberca y amplios jardines con árboles, entre ellos palmeras, donde casi todos los que estaban a la vista, tenían, en sus troncos, orquídeas, todas en floración, la mayoría de un mismo tipo y de color rosa.  Algunos troncos parecían erguidos floreros naturales, y aunque he visto esta cotizada flor en otros lugares húmedos y lluviosos, esta destacaba por la abundancia de orquídeas, que estaban por todos lados, entre las que había una que otra flor de las clásicas de corsage, de esas que tienen los dos pétalos más largos.  La construcción tenía, además, muchos elementos naturales, como su calle empedrada, juegos de sala clásicos al entrar a las unidades de cuartos que estaban dispersos en el terreno, con sus tapetes al entrar.  Los cuartos, sin embargo eran austeros y de tamaño regular, realmente la belleza del hotel estaba en sus jardines y en las áreas comunes, que al mirarlas desde los balcones imponía una vista de tranquilidad y armonía con la naturaleza.

Trapos con aroma. La maleta empezó a impactarme.  Llegó el domingo, el tercer día que tenía la misma ropa que me había puesto desde el viernes en Acapulco.  Los trapos que traía ya tenían mi forma, mis olores y mis sabores, que ameritaba que los cambiara.  Como la maleta no llegaba, no me quedaba otra alternativa que traer este uniforme.  Ya casi noche, llegó la dichosa maleta, la recibí con regocijo de salvación.  Así que la mañana del lunes, me puse ropas limpias y empecé a participar en la reunión de Coordinadores de Redes del Colegio de las Américas de la Organización Universitaria Interamericana, donde había que discutir el modelo académico y un nuevo proceso de evaluación, además de dar el reporte de actividades.  Mi campo, como pueden adivinarlo, es la capacitación en línea de personal de bibliotecas académicas.  La reunión fue en la Universidad Federal de Santa Catarina, ya mencionada, una de las mejores universidades públicas de Brasil según los indicadores de CAPPES (organismo evaluador), algo que debe contribuir a que esta zona sur de Brasil, sea una de las de mayor desarrollo socio-económico.

Reunión COLAM-OUI. A la reunión asistimos cerca de 20 personas que representamos diferentes rincones del continente americano, para sesionar dos días.  En la red de bibliotecas RICBLU (Red Interamericana de Bibliotecas Universitarias), nombre que se le da a las tareas realizadas en capacitación, tuvimos como gran logro la realización del curso sobre creación de repositorios digitales para bibliotecas académicos, usando DSpace, y que fue desarrollado por Margarita Lisowska de la Universidad de Rosario, Bogotá, Colombia, y con apoyo de tutores de México, la propia Colombia y Perú.  El curso tuvo un egreso aprobatorio del 50% de los inscritos, un promedio normal para este modelo de aprendizaje a distancia.  El reto que se tiene para el año siguiente es actualizar los tres cursos de gestión de bibliotecas: Planeación estratégica; Dirección y liderazgo; y Recursos humanos y evaluación.  Igualmente, la tarea actual es pasar dichos cursos a la plataforma de Moodle y crear Centros Antena, una especie de centros espejo, el primero creados en Manizales, Colombia, donde participan como anteriores tutores.

Desfile de carnes y la ciudad. El lunes en la noche, nos llevaron a cenar a una Churrascaría, lugares también llamados rodizios, donde tenían para servir 25 tipos de carne: res, puerco, pollo, avestruz, pescado, jabalí; más ensaladas, pastas y otros tipos de alimentos que se sirven como guarnición, porque el centro son las carnes.  La opípara cena fue nos hizo sentir emperadores / emperatrices romanos, con la palaciega abundancia de la carne, que los meseros llegaban uno tras otro, ofreciendo un tipo de asado diferente.  El ritual termina con postres cargados de unidades calóricas.  Ya cuando nuestras panzas estaban repletas, nos llevaron en un vehículo de la universidad a ver la ciudad, la primera parte fue por la avenida Veramar, cuyo gran avenida bordea una de las playas de Florianópolis.  Hicimos una parada en un lugar donde se miraba la playa y los edificios de departamentos que se yerguen a la orilla del mar.  Luego nos llevaron a ver el Puente Viejo, que está en desuso, pero lo tienen iluminado, quizá en honor a su función de unir la parte continental con la otra sección de isla de la ciudad en mención en décadas pasadas.  Finalmente, nos condujeron al centro, básicamente al mercado, una construcción de tipo colonial, que ya no hay muchas en esta sureña urbe del Brasil.  Finalmente, llegamos de regreso al hotel, ya a las 23:00 horas después de haber partido a las 8:00 de la mañana, con un gran cansancio, bueno, al menos en mi caso, el día había sido completo de actividades.

Regreso. Como no todo es malo o negativo, en estricto cumplimiento de la dialéctica de la vida, el regreso fue excelente.  Al subirme al avión de Florianopolis, que partió a tiempo, me encontré que mi asiento, el 4C, no existía, el espacio lo ocupaba la fila que dividía la sección de asientos de primera y con los de clase económica.  Fui con la aeromoza y me dijo que me esperara, para que el personal de tierra me diera nuevo asiento.  Dicho y hecho, al abordar todos, el jefe del vuelo, me dio asiento en primera, me imagino como disculpa por el error.  Ya en el vuelo de Sao Paulo a México, también me vine en primera, por el millaje que tengo de vuelos, y en Aeroméxico realmente primera, Premier, significa eso.  El asiento es un 50% más o menos más amplio que los de clase económica, así como el espacio entre uno y otro asiento.  Al subir lo reciben a uno con una bebida, que puede ser hasta champaña, pero en mi caso con agua siempre me basta.  Luego me dieron un  maletincillo azul marino, bien diseñado con un par de calcetines-pantunflas, antifaz, tapones para los oídos, y un buen set de micro recipientes de tocador: crema para manos, loción, crema para los labios, cepillo de dientes y pasta.  Igualmente un cobertor y almohada de verdad (con funda de algodón).  La cena fue buen, dos piezas de pollo con sabor anís estrella, arroz, postre y bebidas.  Al final, una taza de te, un plato de quesos con uvas y fruta seca, más galletas integrales.  Después, me lavé los dientes, leí un par de periódicos, uno de México y otro de España.  A la hora y media de la partida, estiré el asiento que se hacía casi cama, al cual le puse mi mochila para que los pies quedaran a la altura del resto del cuerpo, me puse los tapones, el antifaz y el cobertor.  Desdeñe, ver alguna película, en aras del descanso.  Me dormí seis horas, aunque a ratos despertaba con el vaivén del vuelo o buscando la amplitud de mi cama normal.  A las 5:30 de la mañana encendieron las luces y sirvieron un plato de frutas con yogurt, más una taza de té.  Arribé sin contratiempos y felizmente concluí este nuevo viaje.

Conclusión. El viaje llega a su fin, hoy es martes, y justo al terminar la reunión a las 17:00 horas, salgo al aeropuerto a tomar mi vuelo Florianópolis – Sao Paulo, y continuar con mi conexión a la Ciudad de México y posteriormente a Veracruz.  El viaje ha sido productivo, he escuchado a mis colegas coordinadores de otras redes, así como a los dirigentes del Colegio de las Américas: Carmen Labbé, Secretaria Ejecutiva y Fernando Daniels, coordinador de las redes, así como a Patricia Gudiño, Directora General Ejecutiva de la Organización Universitaria Interamericana con sede en Ottawa, Canadá.  Me regreso con mi maleta, espero que llegue conmigo, y con las experiencias de haber viajado de polizonte en una patrulla policiaca, un detalle diferente a otros viajes.