Domingo En La Alameda Capitalina: Conferencia Para Library Outsourcing Service

marzo 3rd, 2008 by Jesus Lau

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El centro histórico de la Ciudad de México luce más limpio en sus banquetas, las cuales como pistas de patinar, parejas, nuevas, con cierto diseño y de buen material.  La avenida Juárez, que bordea el sur la Alameda tiene además bancas metálicas, y ergonómicas, cómodas para sentarse y ver transitar a los capitalinos de todas las clases sociales.  En algunas manzanas de alrededor de la Alameda hay construcciones para departamentos en proceso, para poblar esto, que antes era zona comercial con pocos vecindarios. Hay nuevos hoteles y construcciones como las dos enormes y modernas torres de la Secretaría de Relaciones exteriores de color marrón.

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Este fin de semana tuve oportunidad de disfrutar la peatonalidad de esta zona, ya que el sábado cierran las dos calles laterales (son las que miré), que incluye la citada Juárez, para dedicarla a los ciclistas, quienes van desde pequeños en monociclos, hasta adultos en patines, o gente simplemente caminando.  Me tocó ver una joven madre en patines empujando diligentemente una carriola donde llevaba a su vástago, que dormía entre empujón y empujón, mientras que su pareja iba en bicicleta con otro pequeño.  Los cuatro gozaban, sudando, la libertad de cruzar la cinta asfáltica sin el peligro de los autos.  Entre los peatones había uno que otro turista aventurado, que disfrutaban la plena perspectiva de ver los edificios sin la obstrucciones de los cientos de automotores que cruzan el corazón del Distrito Federal y del país.

En lo personal, hice planes de leer parte de una tesis doctoral que estoy revisando al levantarme, pero al salir a desayunar cambié los planes.  Mirar tanto bullicio citadino, me invitó a tomar la cámara y salir a tomar fotos de edificios.  Tome rumbo hacia la Feria del Libro de Minería, visitando la feria del libro antiguo ubicada en la planta baja del Museo Nacional de Arte que está enfrente del Palacio de Minería. Me compré la novela de la Dama alameda_capitalina_003de las Camelias de Alejandro Dumas en español publicada en MCMXVIII.  Ya cargando estos noventa años, compactados en un minúsculo libro, forrado en piel, decidí entrar a recorrer este majestuoso edificio neoclásico ecléctico, tipo palacio florentino del Renacimiento, de grandes puertas de cedro o madera similar y una portentosa escalera, con herrería hecha en Italia, en la que otrora fuera la sede de la anterior Secretaría de Comunicaciones y Obras Publicas, en la época Porfirista, decidí visitar sus salas de exhibición donde se encuentra una muestra de la plástica mexicana del periodo 1554-1954 de los grandes nombres, como son Siqueiros, Riveras, Coroneles, Tamayos, Dr. Atles, y Velascos, entre una larga exposición de obras de pintores de menor popularidad que trabajaron desde la época colonial hasta el muralismo mexicano del siglo anterior.  Mirar y observar esta rica colección de los famosos nombres de la plástica mexicana fue realmente un halago visual.

Salí con los pies protestando, así que me regresé al hotel distante a tres cuadras casi frente al emblemático Hemiciclo a Juárez, donde parece haber un constante foro, donde una dama entrada en su séptima, al parecer de clase media, decía múltiples disparates contra el status quo del sistema político mexicano y el internacional.  Me leí algunas hojas de la tesis para descansar y luego salí de nuevo a vivir el México capital del siglo XXI, ya para entonces parece que habían traído cientos de personas a la Alameda, principalmente jóvenes de bajos ingresos, pero vestidos a la moda, y varios con sus cabellos hechos a al último estilo capilar del mundo.

alameda_capitalina_004Entre a comer un restaurante frente a la Alameda, donde junto había un baile popular, tocaba una banda de salsa, la que motivaba a decenas de parejas a mover y girar sus caderas al vaivén de las notas musicales.  Comí el menú del día, que incluía cinco entradas con títulos antojables.  El sabor fue bueno, el precio económico, pero las porciones fueron frugales.  Salí del restaurante para ir a tomar unas fotos del Caballito, la escultura del chihuahuense, concretamente de Camargo, Sebastián, cuya obra esta ubicada frente a la Bolsa de Valores en Paseo de la Reforma, pero antes de llegar me detuve a entrar al pabellón que construyó el gobierno federal para albergar el mural de Rivera, que retiraron de los escombros del Hotel del Prado, que cayó durante el sismo de 1985.  Me gustó el diseño sencillo, cuadrado de la arquitectura de la galería “Museo Mural Diego Rivera” de gran proporción, que permite una excelente perspectiva para admirar la obra maestra “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, donde describe, a través de decenas de imágenes los personajes clave de la historia de México, entre ellos por ejemplo la del primer director de la Biblioteca Nacional de nuestro país, Don José María Vigil y Robles.

alameda_capitalina_005Me regresé al hotel, y me puse a preparar mi presentación que tendría al día siguiente, el lunes, en el seminario comercial que organizó Library Outsourcing Service sobre sus servicios a clientes potenciales, razón principal de mi visita a la Capital.  La participación fue dar una conferencia de una hora y hacer una dinámica de otra hora sobre el tema del ambiente laboral en las bibliotecas, tema del libro que acabo de editar con el sello de la Universidad Veracruzana, esta compañía y la de Alfagrama de Argentina.  Participaron más de 60 personas en un salón del Hotel Emporio, un lugar de cinco estrellas, de decoración clásica moderna, elegante en todos sus rincones y con un excelente restaurante, donde se brindó una comida buffet.

alameda_capitalina_006A medio seminario me salí a recoger mi visa a la Embajada de Perú, como llegué temprano, aproveché el tiempo para conocer la biblioteca de la CEPAL (Comisión Económica para la América Latina) ubicada en el mismo edificio.  Me presenté con la referencista (una joven bibliotecóloga francesa), quien a su vez me presentó a la directora, a ambas les hablé de AMBAC y de la forma en que pudieran participar facilitando un taller, presentando una ponencia sobre los temas que cubren, que son fuente principal para datos económicos y sociales del continente de académicos, así como de los beneficios de ser miembros de dicha asociación.  Al regreso tomé unas fotos, con la complicidad del taxista, de la Diana Cazadora, esa escultura de formas Venus perfectas y unas del monumento del Ángel de la Independencia.  Concluí la visita al DF esa misma tarde, con un grato sabor visual de disfrutar su Alameda Central y sus alrededores, corazón de la enorme Ciudad de México, así como de conocer dos de sus excelente museos, regresé a Veracruz en la noche, para despertar, usando la frase del título de la obra de Diego Rivera, del “Sueño dominical de una tarde en la Alameda Central” con clima asoleado primaveral y sin los omnipresentes automotores de esta urbe.

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